Portada del catálogo de la exposición "Roca D. Costa". Galería Caramany. 1991
Obra representada: "Rambla Verdaguer. Girona"

Entrevista publicada en "La Vanguardia" de Barcelona, 6 de mayo de 1991.

..there beneath the blue suburban skies...
"Penny Lane".
The Beatles, 1967

"Pinto para tratar de recuperar la ilusión que tenía por las cosas entre los 5 y los 18 años, fijar una época pasada, preservar una pizca de inocencia, porqué de mayor te vas cargando de picardia. Recurro a mis impresiones infantiles, una calle, cuatro colores, un perfume, una música, para dar forma a ciertas cosas que de pequeño ves de una manera irreal o magnificada, un bagage de sensaciones que te quedan registradas. Cuando te vas haciendo mayor ya registras poco, mas bien adquieres cultura", dice Santiago Roca D. Costa (Girona, 1947) en la Sala Nonell donde expone sus cuadros de los últimos dos años.

Hijo del pintor postimpresionista Jaume Roca Delpech, ha pintado desde siempre. Su padre le enseñó los rudimentos del oficio, pero también a comprender pintores aparentmente muy diferentes. Después de unos inicios en los cuales, confiesa, parodió un poco a su padre, tuvo una etapa que, partiendo del cubismo, le llevó hacia la abstracción geométrica y más tarde reintrodujo el elemento figurativo.

"Ahora no me hago planteamientos intelectuales, mis cuadros son cada vez menos literarios", dice el pintor. "Me gusta componer con argumentos plásticos; la composición plástica ya lo tiene que explicar todo. La mia es una pintura que se presta a muchos equívocos. Hay gente que dice que parece una fotografía, cuando en realidad no tiene nada de objetiva, porqué el resultado no puede ser más irreal. Aún cuando la prespectiva sea renacentista, respetando el punto de fuga, y las telas lleven títulos con nombres de calles. Cojo los elementos de un lugar y selecciono los que me interesan a fin de hacer aflorar aquello que el tema tiene de más arquetípico, porqué quisiera hacer algo universal partiendo de lo particular. Por eso jamás pongo figuras. Mi obra también debe algo a la pintura metafísica".

Pinta jardines, parques, fachadas en los cuales a nada le está permitido perturbar el orden y la quietud, el equilibrio manifiestamente buscado.

Roca D. Costa cree que el arte deberia ser mas reconfortante, tratar de acercarse mas a la gente. "Ahora hay una gran preocupación por encontrar nuevos lenguajes, cuando lo que falta son cosas a explicar. Un pintor como Vermeer representó casi siempre los mismos lugares, los mismos objetos, hizo las mismas composiciones. Tal vez es preferible explicar una pequeña verdad que inventarse un gran tinglado, pero si no quieres hacer trampa, debes exponerte a darte cuenta que lo que tienes para explicar es irrisorio"

El suyo es, dice, un pequeño proyecto, pero muy definido. Empezó a principios de los años setenta, cuando se marchó a Inglaterra atraido por su literatura, la música de los Beatles, Sherlock Holmes... hasta que un día, de repente, se dió cuenta de que la atmósfera, los colores de las casas, sus estructuras "ya me proporcionaban el escenario: aquello inconcreto estaba detrás de las paredes y las puertas; para poder pintar mi calle, he tenido que dar estas vueltas".

Y ahora, llegado a este punto de su trayectoria, quiere "utilizar la experiencia sin perder la ingenuidad. Sin ser un "naïf". No quiero engañarme ni engañar a nadie."

Olga Spiegel.

Extraído del catálogo "Roca D. Costa" publicado por "Galeria Caramany" de Girona, 24 de octubre - 20 de noviembre 1991.

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